27.11.09
BIENVENIDOS A ROCK CONNECTION
Un saludo.
José. A Martínez
Medeski, Scofield, Martin and Wood - "Julia"
21.4.09
Lacuna Coil: Shallow Life

Con Shallow Life, nos encontramos con ante trabajo enérgico, quizás algo más pop en alguno de sus temas, pero igual de contundente que siempre. La mano de Don Gilmore (quien produjera a grupos como Linkin Park o Good Charlotte) está muy presente desde un inicio y acentúa la evolución que ha venido siguiendo la banda milanesa hacía un metal más comercial.

Hablando del disco, Andrea Ferro dijo: “‘Shallow Life’ es sólo un espejo de lo que se ve por ahí, es algo que primero debes ver dentro de ti. Se trata de un nuevo ciclo de canciones y es más claramente como nosotros mismos.”

El carisma de Scabbia sale a relucir más que nunca en este nuevo disco en detrimento del otro vocalista de la banda (Andrea Ferro), porque las cosas como son, la auténtica líder de la banda es ella. Tanto es así que en muchas de las portadas dedicadas a la banda sólo aparece ella y es considerada por tantos otros como la reina del gothic metal actual. Y razones no faltan.
Shallow Life, es en su mayoría un disco para descargar energías, con canciones muy agitadas como pueden ser Survive o Unchained, aunque no faltan los temas más lentos de la mano de Shallow Life, tema que da nombre al álbum, o Wide Awake. En este sentido, la banda de Milán ha sabido configurar un trabajo bastante equilibrado donde se van alternando los tracks más agresivos y las baladas de la casa. Además, nos encontramos con algunas sorpresas como I like it para dar un punto diferente.
Como primer single, Shallow Life, llega con Spellbound para ir abriendo boca:
http://www.youtube.com/watch?v=l97nezRRsns
Lacuna Coil nos presenta un trabajo que a priori tiene el éxito asegurado, no defraudará a sus más fervientes seguidores y da la oportunidad a que los más escépticos se acerquen a su música.

Texto: Daniel San
Imágenes: Century Media
15.4.09
OASIS: NOCHE DE ROCK MULTITUDINARIA

14.999 personas debieron sentir cosas parecidas a las mías aquella noche del 12 de febrero en el Palacio de los Deportes. Impaciencia primero, aunque no fueran especialmente “tardones”, y después un primer estallido al escuchar las primeras notas de Rock and Roll star, canción con la que los hermanos Gallagher empezaron su concierto en Madrid. Después, en un espectáculo que duró alrededor de 75 min, se pudieron escuchar la mayoría de clásicos de la banda británica, intercalados con muchas de las canciones de su álbum más reciente “Digo out your soul”. Temas como Lyla –muy coreado- o The importance of being idle, ambos del penúltimo disco de Noel y Liam “Don´t believe the truth” calentaban el ambiente y hacía que el concierto no perdiera ritmo en la espera de esos “megahimnos” que son muchos de los cortes de la discografía de los de Manchester.
Y fueron entrando en escena. Supersonic, Slide away, The morning Glory o Don´t look back in anger crearon ese clima especial que generan los punteos de guitarra de esos hermanos enfadados. Un inmóvil Liam, con las manos en la espalda y plantado delante de un micrófono que le obliga a estirar el cuello, desafió con su voz a quienes duden de que él y Noel, además de emocionar, siguen siendo unos chicos chulos y muy malos.
Y entonces llegó Wonderwall. La más esperada. Odiada por lo visto ahora por su compositor Noel, aunque la cante Liam. No entendieron bien el mensaje, argumenta. Yo solo lo entiendo a medias, explico. Pero da igual, es

Durante esos cuatro minutos, no quise que nadie me molestara. Sólo mirar los numerosos mecheros y teléfonos móviles, la pantalla gigante y dejarme llevar. No puedo decir si Liam la cantó bien o mal, porque o no se le oía por tanto grito –el mío el primero por supuesto- o porque yo estaba en mi mundo. Se me hizo muy corto pero después de aquello, sé que el concierto había merecido la pena.
Oasis cerró definitivamente la noche con una versión de “I am the walrus”, tema de uno de sus grupos de cabecera y probablemente quienes más les hayan influido, The Beatles.
No están nunca a tope. No se mueven prácticamente nada. No traen coreografías. Viven encima del escenario enfadados con todo. Parecen hasta desganados. Pero en serio, si pueden, vayan a verlos. Son muy buenos.
Texto: Álvaro Díaz
25.3.09
Woodstock retorna a la magia de los orígenes en su 40º aniversario

En el plano económico, en declaraciones realizadas a The Times, Michael Lang afirma que necesita un patrocinador que aporte 10 millones de dólares en las próximas semanas para garantizar unos precios asequibles evitando lo que sucedió en la edición del 30º aniversario donde las entradas llegaron a superar los 180 dólares llegándose a emitir expresamente para la ocasión tarjetas de crédito del festival, dejando a un lado el espíritu libre con el que nació Woodstock allá por 1969.
Además se realizarán muchos más actos y se estrenarán una serie de films y documentales como el del director taiwanés Ang Lee titulado Taking Woodstock, también está previsto que salga al mercado un nuevo montaje de Woodstock: 3 days of peace and music, un documental de 1970 en el que participó un joven Martin Scorsese ganando el Oscar al mejor documental. Y por si todo esto fuera poco también se pondrá a la venta un pack de seis CD's con algunas de las actuaciones más memorables, asimismo Michael Lang lanzará al mercado un libro titulado The road to Woodstock.
Texto: Cuélebre
6.2.09
Bruce Springsteen: Working on a dream
El disco viene con trece temas cargados de un rock ´n´ roll al más puro estilo del “Boss” con canciones llenas de energía tales como “What love can do” o “Outlaw Pete”, pero tampoco hay que olvidar los medios tiempos y el saber hacer con la acústica en canciones como “Surprise, surprise”, todo un alegato a la celebración y la alegría.

“Working on a dream” es el tema que le da título al álbum, con un ritmo lento pero constante y acompañado del sonido más fiel y característico de los trabajos de Bruce Springsteen. Pero al escuchar todas y cada una de las canciones sólo hubo una que consiguió aportarme ese algo que no sé como explicar, “Queen of the supermarket”, su título en español sería algo así como “La reina del supermercado” y nada más allá de su nombre en ella se narra la historia de un amor secreto, el de un hombre corriente hacia una cajera de supermercado que ve a diario cuando va a hacer la compra. Quizás la canción no sea la mejor del disco para la mayoría a priori, pero criterios musicales aparte, para mí aquí lo verdaderamente importante es lo que se cuenta, una historia a pie de calle que nos puede ocurrir a cualquiera de nosotros en nuestra cotidianidad.
En “This life” llega el tiempo del relax, de la tranquilidad, guitarras muy armónicas con una melodía discreta y sin virtuosismos, en donde lo realmente destacable es como la suma de los instrumentos consigue crear un ambiente de equilibrio casi perfecto. Sin ser una mala canción, ni mucho menos, no destaca demasiado entre el repertorio, quizás por el gran nivel del resto de temas que incorpora.
Si tuviera que definir a esta canción en pocas palabras, serían: un rock a la vieja usanza. Se titula “Good eye”. En este tema destaca por encima de todo (incluso por encima del propio Bruce) una armónica presente de principio a fin que aporta esa esencia rockera más pura, con una base contundente y directa conformada por unos excelentes bajo y batería que construyen los cimientos de una canción con reminiscencias bluseras y que en algunos fragmentos puede recordar a unos entrados en años Rolling Stones.
Continuando con mi experiencia me encuentro con dos nuevas canciones que marcan un cambio de tercio en el disco, “Tomorrow never knows” y “The last carnival”. Aquí el que adquiere todo el protagonismo es Bruce Springsteen, que apenas acompañado por un par guitarras y unos sutiles coros nos deja dos diamantes en forma de canción de autor, con un tempo sosegado en el que disfrutar del camino se convierte en lo primordial.

La identidad de “Life it self” viene marcada por un excelente bloque de guitarras al igual que en el resto de instrumentos, donde se aprecia la gran calidad de los músicos que han participado en el proyecto, observándose que se puede realizar un gran trabajo sin grandes alardes. En “Kingdom of days” me han sorprendido muy gratamente los arreglos que se han realizado en la canción en lo que se refiere a acompañamiento, incluyéndose un piano y un xilófono, aunque la estrella en este apartado ha sido el violín que realiza un gran trabajo aportando a la canción ese toque mágico.
Y para cerrar el disco, “The Wrestler”, canción incluída en la banda sonora de la película protagonizada por Mickey Rourke bajo el mismo título. En esta canción de nuevo nos encontramos a un Bruce Springsteen a solas con su guitarra y un piano. Un tema muy intimista, que apela a los sentimientos, reflejando el sufrimiento y la dureza que a veces tenemos que afrontar a lo largo de nuestras vidas.
En definitiva, un disco muy completo con canciones movidas como "Lucky day" y más pausadas, con rock, con blues, y bueno, todos esos ingredientes que tan bien sabe combinar este maestro que esperemos nos siga regalando buena música durante mucho tiempo.
Texto: Cuélebre