21.4.09

Lacuna Coil: Shallow Life

Lacuna Coil, la banda de rock más importante de Italia, se acomodan las guitarras y regresan por todo lo alto. Los chicos de la bella Cristina Scabbia vienen a zarandear nuestra vena más metalera. Shallow Life, devuelve a la actualidad a Lacuna Coil después de tres años de silencio. Este quinto LP sigue la estela marcada por Comalies (2002) y Karmacode (2006), discos que supusieron un punto de inflexión para la banda y el éxito internacional.

Con Shallow Life, nos encontramos con ante trabajo enérgico, quizás algo más pop en alguno de sus temas, pero igual de contundente que siempre. La mano de Don Gilmore (quien produjera a grupos como Linkin Park o Good Charlotte) está muy presente desde un inicio y acentúa la evolución que ha venido siguiendo la banda milanesa hacía un metal más comercial.
Doce son los cortes que componen este último álbum de los italianos que ya desde la primera escucha engancha. Los temas, compuestos como siempre por Cristina Scabbia y Andrea Ferro, van desde el amor que te atrapa por más que intentes impedirlo a la autoafirmación de la libertad individual. La mayoría, con más de una lectura que esconde cierta crítica.

Hablando del disco, Andrea Ferro dijo: “‘Shallow Life’ es sólo un espejo de lo que se ve por ahí, es algo que primero debes ver dentro de ti. Se trata de un nuevo ciclo de canciones y es más claramente como nosotros mismos.”

En palabras de Cristina Scabbia, por su parte: “‘Shallow Life’ nos ha forzado a desafiarnos. Esto representa el modo que nosotros nos vemos en los días vivimos a través de la verdad, el amor y la mentira.”

El carisma de Scabbia sale a relucir más que nunca en este nuevo disco en detrimento del otro vocalista de la banda (Andrea Ferro), porque las cosas como son, la auténtica líder de la banda es ella. Tanto es así que en muchas de las portadas dedicadas a la banda sólo aparece ella y es considerada por tantos otros como la reina del gothic metal actual. Y razones no faltan.

Shallow Life, es en su mayoría un disco para descargar energías, con canciones muy agitadas como pueden ser Survive o Unchained, aunque no faltan los temas más lentos de la mano de Shallow Life, tema que da nombre al álbum, o Wide Awake. En este sentido, la banda de Milán ha sabido configurar un trabajo bastante equilibrado donde se van alternando los tracks más agresivos y las baladas de la casa. Además, nos encontramos con algunas sorpresas como I like it para dar un punto diferente.

Como primer single, Shallow Life, llega con Spellbound para ir abriendo boca:

http://www.youtube.com/watch?v=l97nezRRsns

Lacuna Coil nos presenta un trabajo que a priori tiene el éxito asegurado, no defraudará a sus más fervientes seguidores y da la oportunidad a que los más escépticos se acerquen a su música.



Texto: Daniel San
Imágenes: Century Media

15.4.09

OASIS: NOCHE DE ROCK MULTITUDINARIA

Miles de sensaciones, un escalofrío en la piel, con la certeza de que has vivido momentos inolvidables. Y da igual que ellos no dieran el cien por cien –no lo dieron ni de cerca aunque quizá es que nunca lo hayan hecho, que de los genios siempre se espera más-. No importa. Oasis al 60% me aporta más que la mayoría.

14.999 personas debieron sentir cosas parecidas a las mías aquella noche del 12 de febrero en el Palacio de los Deportes. Impaciencia primero, aunque no fueran especialmente “tardones”, y después un primer estallido al escuchar las primeras notas de Rock and Roll star, canción con la que los hermanos Gallagher empezaron su concierto en Madrid. Después, en un espectáculo que duró alrededor de 75 min, se pudieron escuchar la mayoría de clásicos de la banda británica, intercalados con muchas de las canciones de su álbum más reciente “Digo out your soul”. Temas como Lyla –muy coreado- o The importance of being idle, ambos del penúltimo disco de Noel y LiamDon´t believe the truth” calentaban el ambiente y hacía que el concierto no perdiera ritmo en la espera de esos “megahimnos” que son muchos de los cortes de la discografía de los de Manchester.

Y fueron entrando en escena. Supersonic, Slide away, The morning Glory o Don´t look back in anger crearon ese clima especial que generan los punteos de guitarra de esos hermanos enfadados. Un inmóvil Liam, con las manos en la espalda y plantado delante de un micrófono que le obliga a estirar el cuello, desafió con su voz a quienes duden de que él y Noel, además de emocionar, siguen siendo unos chicos chulos y muy malos.

Y entonces llegó Wonderwall. La más esperada. Odiada por lo visto ahora por su compositor Noel, aunque la cante Liam. No entendieron bien el mensaje, argumenta. Yo solo lo entiendo a medias, explico. Pero da igual, es mi canción. Cuando empecé a escuchar el “Tin tin tiririntin”, mi traducción de los primeros acordes, me trasladé al comienzo de mi adolescencia. Aproximadamente con 14 años la escuché por primera vez. Me acordé después de todas las veces que la he escuchado desde entonces, el por qué la he sentido tan hondo siempre, las chicas por las que he sentido que nadie las quisiera de la manera que yo lo hacía en ese momento. Todas las cosas que debía decirlas y no sabía cómo.

Durante esos cuatro minutos, no quise que nadie me molestara. Sólo mirar los numerosos mecheros y teléfonos móviles, la pantalla gigante y dejarme llevar. No puedo decir si Liam la cantó bien o mal, porque o no se le oía por tanto grito –el mío el primero por supuesto- o porque yo estaba en mi mundo. Se me hizo muy corto pero después de aquello, sé que el concierto había merecido la pena.

Oasis cerró definitivamente la noche con una versión de “I am the walrus”, tema de uno de sus grupos de cabecera y probablemente quienes más les hayan influido, The Beatles.
No están nunca a tope. No se mueven prácticamente nada. No traen coreografías. Viven encima del escenario enfadados con todo. Parecen hasta desganados. Pero en serio, si pueden, vayan a verlos. Son muy buenos.

Texto: Álvaro Díaz